miércoles, 27 de enero de 2010

Postales desde París

JIM MORRISON



Una Oda improvisada a Friedrich Nietzsche


Abrazó el cuello del caballo y le hizo cosquillas por todas partes.
Amo a mi caballo.
Se congregó una multitud. El propietario apareció y llevó a Friedrich a su casa en el segundo piso, donde empezó a tocar el piano como un loco y a cantar como un loco.
Estoy crucificado e inspeccionado y resucitado.
Y si no os lo creéis os recitaré mi última sonata filantrópica.
La familia del propietario quedó asombrada y fueron a buscar a su amigo Auerbach que llegó en autobús al cabo de tres días y se llevaron a Friedrich a un manicomio y su madre se reunió con él y en los siguientes quince años lloraron y lloraron...
y rieron y miraron al sol...
y a todo el mundo.

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